martes, 17 de mayo de 2011

Un técnico justo

Henry S. Flowers me esperaba en una mesa apartada del pub. Jugaba con los hielos de su vaso que dejaba ver los últimos rastros del primer bourbon de la noche. "O yo he llegado pronto o tú tarde, y yo soy puntual". No le podía tener en cuenta el reproche, no estábamos ahí para discutir nimiedades. "Cambia de reloj, te vuelve a adelantar". Una mueca parecida a una sonrisa y disparó: "¿En qué me he equivocado? Les he demostrado que son capaces de ganar y no me quieren".

Mr. Flowers no era popular entre los jugadores de su equipo ni de ninguno anterior. No era de trato especialmente difícil, su problema era algo mucho más grave e imperdonable en el fútbol de élite: era un entrenador justo. "Si te sirve consuelo, la afición te adora". Le pasé la edición vespertina del Sports Record, cuya portada era la foto de la pancarta gigantesca que se extendió el sábado en el Sadman Stand, la despedida del que había sido su público.

Mientras Henry daba un sorbo a su segunda copa, pedí una jarra de cerveza, la noche iba a ser larga. "Te han apuñalado, tienes a medio equipo de fiesta desde que anunciaste tu marcha y al otro medio reservándose para la próxima campaña". De esas cosas no se habla en la prensa, no van a cerrarse puertas, no criticarán si no se esfuerzan, no mostrarán los fallos e incidirán en lo que puedan vender como un acierto. Sé de lo que hablo, es parte del trabajo de un representante. La portada de la despedida de Henry me había resultado barata: un par de llamadas de teléfono, reprochar que no le diesen el apoyo cuando lo necesitó... "hay que hacer una ronda por los medios, ¿tienes decidido lo que vas a contar?" Obviamente, no la verdad desnuda, pero conocía lo suficiente a Henry como para saber que la diría de una manera o de otra.

Secretos de vestuario. Henry no contaría ni la milésima parte de lo que los aficionados deberían saber antes de endiosar a auténticos mercenarios. "¡Joder! Sentaste a Blonde y la grada te ha respaldado". Me temía su réplica: "pero no la directiva ni la plantilla". Hacía años que el club necesitaba una limpieza de vestuario, algo que había llevado al hartazgo a su capitán, Rook, a emigrar a otra liga. No era el único. "Pues eso demuestra que no es culpa tuya, otros han pasado por el club y han terminado de la misma forma. ¿Tienes alguna preferencia para el futuro? Te he traído alguna oferta interesante...". Tomó un trago: "va a ser difícil encontrar otra afición como ésta, pero aún más otro caos igual. A ver qué tienes".

Le pasé las propuestas. Sabía que dentro de no mucho tiempo volveríamos a tener esta conversación, sentados en un pub y preguntándonos qué había fallado. Porque Henry S. Flowers era un técnico justo.

1 comentario:

  1. ¿falta de "carisma"?
    ¿no es un divo?
    ¿no vende la "marca" o el "marca"?
    Algunas reflexiones:
    ... se atrevió a poner a De Gea contra viento y marea y ahora lloramos su posible fichaje al futbol inglés
    ... nos hizo campeones tras años de sequia, aunque no de penurias
    ... espero que no lleguemos al "detrás vendrá que bueno me hará"

    Sobre la entrada, magnífica. Mr. Flowers tiene un muy buen "representante".

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