lunes, 27 de junio de 2011

Están locos estos británicos


La Asociación Olímpica Británica emitió un comunicado que, pasando desapercibido fuera del mundo anglosajón, tiene una gran relevancia: a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 acudirá una selección de fútbol compuesta por jugadores de todo el Reino Unido. Es decir, veremos a escoceses, galeses, norirlandeses e ingleses bajo la misma bandera, la Union Jack, compartiendo camiseta y anhelo por el oro olímpico.

Eso que parece tan normal, que los jugadores de un país conformen una única selección, no lo es en el caso británico. La peculiaridad estriba en que las federaciones británicas tienen el estatus de fundadoras, manteniendo su representación independiente en FIFA y con votos especiales en la International Board, organismo que regula las normas del juego. Estas federaciones están representadas por sus propias selecciones en competiciones organizadas por UEFA y FIFA... pero no en el caso de los Juegos Olímpicos.

La búsqueda de las preseas es patrimonio exclusivo de estados representados por sus comités olímpicos, por lo que las selecciones británicas sólo pueden competir bajo una única bandera, la del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, ya que es la Asociación Olímpica Británica la tenedora de los derechos de representación. Unido... Union... deporte de equipo... pues ya tenemos la falta de sentido común reclamando su protagonismo en el centro del escenario: las federaciones de Escocia, Gales e Irlanda del Norte se han manifestado abiertamente en contra de la participación de sus jugadores en el combinado del Reino Unido.

Y no, no lo hacen en representación de sus jugadores, sino en virtud de una protección de «la identidad nacional de cada asociación», anteponiendo intereses políticos y anacrónicos al libre albedrío de ciudadanos británicos que participarían defendiendo la camiseta de la selección de su país, como ya se han postulado Aaron Ramsey, David Weir, Gregg Wylde, Kyle Hutton y Adam Matthews.

Estas cosas sólo pueden pasar en el Reino Unido. O no.

miércoles, 15 de junio de 2011

El éxito se compra

El diario As ha publicado las cifras del reparto de los derechos de televisión en la Premier League, algo que no es habitual ver en los medios españoles. Y sí, como era de esperar, la comparación con la presunta "Mejor Liga del Mundo" es vergonzosa: la diferencia entre United y Blackpool es de 24 millones de euros, mientras que entre el FC Barcelona y la Real Sociedad es de 128.

Hemos leído una y mil veces las excelencias del vigente campeón de Europa, cómo su cantera produce jugadores y que su apuesta genera unos dividendos traducidos en forma de cuentas saneadas (!) y plantilla competitiva (y de la casa). Nada más lejos de la realidad, porque si bien sí juegan al nivel que todos hemos visto, la poesía desaparece cuando hurgamos en la tierra que nutre el invento.

Para empezar, aunque dispongan de una cantera prodigiosa, no pierden esos jugadores gracias a poder pagar salarios desproporcionados con el resto de equipos europeos: son profesionales a fin de cuentas, y por mucho que los colores tiren, la remuneración es un factor determinante en el equilibrio financiero de un club. ¿Alguien se cree de verdad que Messi no hubiera hecho las maletas a pastos más verdes si no le pagasen la fortuna que le están pagando? Y a los que digan que Piqué, Cesc y Arteta hicieron las maletas, expliquémosles que no fue por causas económicas, sino por una cuestión deportiva ya que no tenían sitio en el Barça de aquel momento.

Más grave aún, las desigualdades económicas derivadas del reparto televisivo les permite saquear plantillas de equipos rivales en la Liga: Alves, Villa, Milito, Keita, Adriano... ¿Rossi? Y no es de ahora, porque muchos recordamos el 'caso Rivaldo', que desactivó a un rival directo en la lucha por la Liga. Obviamente, si no eres Madrid o Barça eres vendedor forzoso por lo inviable del modelo actual de Liga.

Ni siquiera su modelo de juego es original, el mérito real es la acumulación de talento en todas las líneas, desarrollado en gran parte en la Masía, mantenido por alicientes económicos y con éxito deportivo garantizado casi al cien por cien desde el momento en que el expolio a los rivales nacionales les permite una competición sin sobresaltos.

Ganar la Champions también ha sido fruto de la ventaja producida en el reparto doméstico ya que, como se ha razonado, es un destino muy apetecible en lo deportivo pero, sobre todo, en lo económico. Ningún equipo inglés ingresa ni la mitad que el Barça, por lo que pueden fichar a quien quieran porque disponen de más medios para ello y con mucho menos control.

El otro gran beneficiado también practica el expolio, incluso es peor porque ni siquiera ofrecen un espectáculo agradable y no desarrollan talento propio, ahí sí que tiran de chequera. Y la culpa no es sólo de ellos porque, para que se beneficien, otros han tenido que votar a favor de ser robados. Hay quienes parecen que se han acostumbrado a ser cooperadores necesarios, pero lo que no se sabe es qué obtienen los más despojados. Y dan ganas de pensar muy mal.

sábado, 4 de junio de 2011

Cuando los Toffees dominaban el Fútbol

Los más jóvenes sólo han conocido la era Premier League. Incluso, puede que ni siquiera hayan visto que la máxima categoría del fútbol inglés la ganase alguien aparte de Chelsea o Manchester United. Sí, no hace tanto que el Arsenal ganó su última liga, pero empieza a vérse como el equipo que dicen que juega bien, que apuesta por la cantera, pero que nunca gana. Y que nadie olvide a los Blackburn Rovers de Alan Shearer, campeones en el 96. Pero cuando alguien quita el polvo al fútbol inglés y ve más allá de los resúmenes, las promociones y mira más allá de la lucha por entrar en Champions, se encuentra con unos chicos de azul que, sin que nadie pueda explicar muy bien cómo, se las apañan para terminar en la parte alta.

Y eso, que es un éxito, sabe a poco.

24 de abril de 1985, una noche que está grabada a fuego en la memoria de los Toffees. El Bayern de Munich, uno de los más grandes equipos de Europa, visitaba Goodison Park en la vuelta de semifinales de la Recopa (aclaración para los más jóvenes: esta competición la disputaban los campeones de Copa). El resultado en el Olímpico de Munich había sido 0-0. Ambos conjuntos encabezaban sus respectivas ligas, los Toffees aún no habían encajado un solo gol en la Recopa. Prometía.

Goodison Park, la Venerable Dama, lucía abarrotado, una noche especial. Y los chicos de azul atacaban, y atacaban y creaban ocasiones. El fútbol británico ha sido denostado por estos lares con expresiones como "pelotazo largo", "patapum p'arriba" y similares, pero aquel Everton no era nada de eso. Directo, sí, pero con mucho criterio, jugando a una velocidad muy superior a la que estábamos acostumbrados a ver, con un despliegue físico importante mas no carente de técnica. Y sin marrullerías.

Pero fue Dieter Hoeness quien anotó en una contra, la única forma en la que los alemanes fueron capaces de crear peligro. Un jarro de agua fría para los ingleses que necesitaban ganar sí o sí el partido. Llegó el descanso y todo pintaba negro. Excepto para una persona: Howard Kendall. Su charla no ha trascendido, pero sí sabemos qué efecto tuvo.

La afición rugía. Los Toffees se volcaron y ¡vaya si lo hicieron! A los tres minutos de la reanudación, un saque de banda de Gary Stevens termina peinado por Graeme Sharp, lejos del alcance de Harald Schumacher. La defensa alemana era incapaz de contener el empuje de Sharp y Gray que, a los 72 minutos, anotó el 2-1. El Bayern, extenuado, aún encajó un tercero, obra de Trevor Steven, 3-1 en la noche más grande de Goodison.


Everton es el mejor equipo de Europa

Udo Lattek, 24 de abril de 1985



Aquel equipo ganó la liga con ¡trece puntos! de ventaja sobre el segundo, el Liverpool. Si esa distancia parece grande, lo es más aún, pues en aquel tiempo las victorias sólo valían dos puntos. El 15 de mayo de 1985, en el estadio De Kuip, venció 3-1 al Rapid de Viena, en el que apuraba su tiempo Hans Krankl y figuraba una leyenda del fútbol, Antonin Panenka. Tres días después, el Manchester United truncó el Triplete al vencer en la prórroga a un agotado Everton.

Nombres para la memoria: Southall; Stevens, van den Hauwe, Ratcliffe, Mountfield; Bracewell, Reid, Steven, Sheedy; Sharp y Gray. Cuando los Toffees dominaban el Fútbol.