Y eso, que es un éxito, sabe a poco.
24 de abril de 1985, una noche que está grabada a fuego en la memoria de los Toffees. El Bayern de Munich, uno de los más grandes equipos de Europa, visitaba Goodison Park en la vuelta de semifinales de la Recopa (aclaración para los más jóvenes: esta competición la disputaban los campeones de Copa). El resultado en el Olímpico de Munich había sido 0-0. Ambos conjuntos encabezaban sus respectivas ligas, los Toffees aún no habían encajado un solo gol en la Recopa. Prometía.
Goodison Park, la Venerable Dama, lucía abarrotado, una noche especial. Y los chicos de azul atacaban, y atacaban y creaban ocasiones. El fútbol británico ha sido denostado por estos lares con expresiones como "pelotazo largo", "patapum p'arriba" y similares, pero aquel Everton no era nada de eso. Directo, sí, pero con mucho criterio, jugando a una velocidad muy superior a la que estábamos acostumbrados a ver, con un despliegue físico importante mas no carente de técnica. Y sin marrullerías.
Pero fue Dieter Hoeness quien anotó en una contra, la única forma en la que los alemanes fueron capaces de crear peligro. Un jarro de agua fría para los ingleses que necesitaban ganar sí o sí el partido. Llegó el descanso y todo pintaba negro. Excepto para una persona: Howard Kendall. Su charla no ha trascendido, pero sí sabemos qué efecto tuvo.
La afición rugía. Los Toffees se volcaron y ¡vaya si lo hicieron! A los tres minutos de la reanudación, un saque de banda de Gary Stevens termina peinado por Graeme Sharp, lejos del alcance de Harald Schumacher. La defensa alemana era incapaz de contener el empuje de Sharp y Gray que, a los 72 minutos, anotó el 2-1. El Bayern, extenuado, aún encajó un tercero, obra de Trevor Steven, 3-1 en la noche más grande de Goodison.
Aquel equipo ganó la liga con ¡trece puntos! de ventaja sobre el segundo, el Liverpool. Si esa distancia parece grande, lo es más aún, pues en aquel tiempo las victorias sólo valían dos puntos. El 15 de mayo de 1985, en el estadio De Kuip, venció 3-1 al Rapid de Viena, en el que apuraba su tiempo Hans Krankl y figuraba una leyenda del fútbol, Antonin Panenka. Tres días después, el Manchester United truncó el Triplete al vencer en la prórroga a un agotado Everton.
Nombres para la memoria: Southall; Stevens, van den Hauwe, Ratcliffe, Mountfield; Bracewell, Reid, Steven, Sheedy; Sharp y Gray. Cuando los Toffees dominaban el Fútbol.
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